Dios, Nuestro Señor que está en los Cielos nos habla a nosotros, sus hijos, y lo hace por medio de la Sagrada Biblia. En la Biblia es el lugar en donde se escribió su palabra y sus lecciones para la humanidad. En nuestra disposición está leerla y comprender toda la sapiencia que hay en sus palabras. En el capítulo 6 del Apocalipsis del Nuevo Testamento de la Sagrada Biblia encontramos confinadas auténticas dosis de conocimiento y bondad que el Padre otorgó a los seres humanos para que así ellos tuvieran la capacidad de acercarse a Él.
El Apocalipsis del Nuevo Testamento se compone de 22 capítulos. Ahora en nuestra web puedes leer y estudiar lo que Dios deseó mostrarnos en el capítulo 6. Para una mejor lectura y comprensión el capítulo 6 del Apocalipsis se encuentra fraccionado en 17 versículos. De este modo es más sencillo leer y recordar la palabra de Dios Nuestro Señor, para que así esté contigo siempre y te sirva para no perder el rumbo de tu vida.
Nuestro Padre que todo lo puede es quien jamás nos abandonará a pesar de las circunstancias, es un padre clemente que nos orienta. Ese fue el motivo por el cual nos proporcionó su palabra que nos inspira y sirve de faro en los instantes más oscuros. En el capítulo 6 del Apocalipsis del Nuevo Testamento podrás encontrar sin duda la respuesta a muchas de las cuestiones que puedan aparecer en la vida. Al principio de tu diálogo con Nuestro Señor, leer su palabra escrita en la Sagrada Biblia, y entender profundamente los 17 versículos del capítulo 6 del Apocalipsis te será muy útil. De esta manera podrás tener siempre presente en tus plegarias en qué consiste la verdadera palabra de Dios Padre que está en los Cielos.
Y miré cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno los cuatro animales diciendo como con una voz de trueno: Ven y ve..
Y miré, y he aquí un caballo blanco: y el que estaba sentado encima de Él, tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió victorioso, para que también venciese..
Y cuando Él abrió el segundo sello, oí al segundo animal, que decía: Ven y ve..
Y salió otro caballo bermejo: y al que estaba sentado sobre Él, fue dado poder de quitar la paz de la tierra, y que se maten unos a otros: y fuele dada una grande espada..
Y cuando Él abrió el tercer sello, oí al tercer animal, que decía: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo negro: y el que estaba sentado encima de Él, tenía un peso en su mano..
Y oí una voz en medio de los cuatro animales, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario: y no hagas daño al vino ni al aceite..
Y cuando Él abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto animal, que decía: Ven y ve..
Y miré, y he aquí un caballo amarillo: y el que estaba sentado sobre Él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía: y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las bestias de la tierra..
Y cuando Él abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían..
Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?.
Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y fueles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos..
Y miré cuando Él abrió el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre;.
Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento..
Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares..
Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;.
Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero:.
Porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?.