Dios Padre se nos revela a nosotros, que somos sus hijos, y esto lo hace por medio de la Biblia. En ella es donde se encuentra escrita su palabra y sus enseñanzas para la humanidad. De nosotros, sus hijos, depende leerla y tratar de captar toda la bondad y sabiduría que se encuentra en sus palabras. En el capítulo 5 del Cantar de los Cantares del Nuevo Testamento de la Sagrada Biblia se encuentran resguardadas intensas dosis de sabiduría y conocimiento que Dios Creador obsequió a sus hijos para que así ellos pudieran estar junto a Él.
El Cantar de los Cantares del Nuevo Testamento tiene 8 capítulos. Ahora te ofrecemos la posibilidad de leer y estudiar aquello que Dios Nuestro Señor deseó revelarnos en el capítulo 5. Para facilitar su lectura y comprensión el capítulo 5 del Cantar de los Cantares está fraccionado en 16 versículos. De esta forma es más simple leer y memorizar la palabra de Dios Nuestro Señor, para que así te acompañe siempre y te sirva de guía.
Nuestro Padre Bondadoso jamás nos abandona, es un padre benévolo que nos aconseja. Por ese motivo nos brindó su palabra que nos inspira y sirve de luz en los instantes más oscuros. En el capítulo 5 del Cantar de los Cantares del Nuevo Testamento encontrarás sin dudarlo la solución a muchas de las dudas que puedan aparecer durante la vida. A la hora de iniciar tu diálogo con el Altísimo, el hecho de leer su palabra escrita en la Biblia, y dominar profundamente los 16 versículos del capítulo 5 del Cantar de los Cantares te será de mucha utilidad. Así te será posible tener siempre presente en tus rezos en qué consiste la verdadera palabra de Nuestro Señor.
Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía: Cogido he mi mirra y mis aromas; He comido mi panal y mi miel, Mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; Babed, amados, y embriagaos..
Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía; Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche..
Heme desnudado mi ropa; ¿cómo la tengo de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los tengo de ensuciar?.
Mi amado metió su mano por el agujero, Y mis entrañas se conmovieron dentro de mí..
Yo me levanté para abrir a mi amado, Y mis manos gotearon mirra, Y mis dedos mirra que corría Sobre las aldabas del candado..
Abrí yo a mi amado; Mas mi amado se había ido, había ya pasado: Y tras su hablar salió mi alma: Busquelo, y no lo hallé; Llamelo, y no me respondió..
Halláronme los guardas que rondan la ciudad: Hiriéronme, llagáronme, Quitáronme mi manto de encima los guardas de los muros..
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalem, si hallareis a mi amado, Que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma..
¿Qué es tu amado más que otro amado, Oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, Que así nos conjuras?.
Mi amado es blanco y rubio, Señalado entre diez mil..
Su cabeza, como, oro finísimo; Sus cabellos crespos, negros como el cuervo..
Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas, Que se lavan con leche, y a la perfección colocados..
Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores: Sus labios, como lirios que destilan mirra que trasciende..
Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos: Su vientre, como claro marfil cubierto de zafiros..
Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de fino oro: Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros..
Su paladar, dulcísimo: y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, Oh doncellas de Jerusalem..