2 Reyes Capítulo 6

Dios se dirige a nosotros, sus hijos, y nos habla mediante la Sagrada Biblia. En ella es donde se encuentra escrita su palabra y sus conocimientos para la humanidad. De nosotros, sus hijos, depende leerla y asimilar toda la sabiduría que reside en sus palabras. En el capítulo 6 del 2 Reyes del Nuevo Testamento de la Biblia permanecen confinadas intensas dosis de sabiduría y conocimiento que Dios Nuestro Señor entregó a sus hijos e hijas para que ellos tuvieran la capacidad de estar al lado de Él.

El 2 Reyes del Nuevo Testamento está compuesto por 25 capítulos. Ahora es posible leer y estudiar aquello que Dios Nuestro Señor quiso revelarnos en el capítulo 6. Para que lo puedas leer y comprender mejor el capítulo 6 del 2 Reyes se halla dividido en 33 versículos. De este modo es más fácil leer y memorizar la palabra de Dios, para que vaya contigo siempre y te sirva para guiarte.

Dios Nuestro Señor es quien pase lo que pase, está siempre junto a nosotros, es un padre clemente que nos guía. Por ese motivo nos obsequió con su palabra que nos orienta y sirve de linterna en los periodos más oscuros. En el capítulo 6 del 2 Reyes del Nuevo Testamento hallarás sin lugar a dudas la clave a muchos de los interrogantes que se puedan manifestar en la vida. En el momento de comenzar tu diálogo con el Padre, el hecho de leer su palabra escrita en la Sagrada Biblia, y conocer en profundidad los 33 versículos del capítulo 6 del 2 Reyes te será de gran ayuda. Así tendrás siempre presente en tus oraciones cuál es la palabra de Dios.

Versículos del capítulo 6 del libro 2 Reyes

Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho..

Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagámonos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad..

Y dijo uno: Rogámoste que quieras venir con tus siervos. Y él respondió: Yo iré..

Fuese pues con ellos; y como llegaron al Jordán, cortaron la madera..

Y aconteció que derribando uno un árbol, cayósele el hacha en el agua; y dio voces, diciendo: ¡Ah, señor mío, que era emprestada!.

Y el varón de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y echolo allí; e hizo nadar el hierro..

Y dijo: Tómalo. Y él tendió la mano, y tomolo..

Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento..

Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los Siros van allí..

Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho y amonestádole; y guardose de allí, no una vez ni dos..

Y el corazón del rey de Siria fue turbado de esto; y llamando a sus siervos, díjoles: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?.

Entonces uno de los siervos dijo: No, rey, señor mío; sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu más secreta cámara..

Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a tomarlo. Y fuele dicho: He aquí él está en Dothán..

Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un grande ejército, los cuales vinieron de noche, y cercaron la ciudad..

Y levantándose de mañana el que servía al varón de Dios, para salir, he aquí el ejército que tenía cercada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?.

Y él le dijo: No hayas miedo: porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos..

Y oró Eliseo, y dijo: Ruégote, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del mozo, y miró: y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo..

Y luego que los Siros descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Ruégote que hieras a esta gente con ceguedad. E hiriolos con ceguedad, conforme al dicho de Eliseo..

Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, que yo os guiaré al hombre que buscáis. Y guiolos a Samaria..

Y así que llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y halláronse en medio de Samaria..

Y cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo a Eliseo: ¿Herirelos, padre mío?.

Y él le respondió: No los hieras; ¿herirías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y se vuelvan a sus señores..

Entonces les fue aparejada grande comida: y como hubieron comido y bebido, enviolos, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron cuadrillas de Siria a la tierra de Israel..

Después de esto aconteció, que Ben-adad rey de Siria juntó todo su ejército, y subió, y puso cerco a Samaria..

Y hubo grande hambre en Samaria, teniendo ellos cerco sobre ella; tanto, que la cabeza de un asno era vendida por ochenta piezas de plata, y la cuarta de un cabo de estiércol de palomas por cinco piezas de plata..

Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le dio voces, y dijo: Salva, rey señor mío..

Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te tengo de salvar yo? ¿del alfolí, o del lagar?.

Y díjole el rey: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío..

Cocimos pues mi hijo, y le comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido su hijo..

Y como el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestidos, y pasó así por el muro: y llegó a ver el pueblo el saco que traía interiormente sobre su carne..

Y él dijo: Así me haga Dios, y así me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Saphat quedare sobre él hoy..

Estaba a la sazón Eliseo sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos: y el rey envió a él un hombre. Mas antes que el mensajero viniese a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto como este hijo del homicida me envía a quitar la cabeza? Mirad pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada: ¿no viene tras él el ruido de los pies de su amo?.

Aun estaba él hablando con ellos, y he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este mal de Jehová viene. ¿Para qué tengo de esperar más a Jehová?.