2 Timoteo Capítulo 1

Dios, Nuestro Señor que está en los Cielos se comunica con nosotros, sus hijos, y nos habla gracias a las Sagradas Escrituras que componen la Biblia. En ella es donde se encuentra escrita su doctrina y sus lecciones para la humanidad. En nuestra mano está leerla y recibir toda la sapiencia que hay en sus palabras. En el capítulo 1 del 2 Timoteo del Nuevo Testamento de la Biblia permanecen resguardadas píldoras de conocimiento que Dios Padre regaló a sus hijos e hijas con el objetivo de que ellos llegaran a estar junto a Él.

El 2 Timoteo del Nuevo Testamento dispone de 4 capítulos. En cristianismo.info te ofrecemos la posibilidad de leer aquello que Dios deseó enseñarnos en el capítulo 1. Para que lo puedas leer y comprender mejor el capítulo 1 del 2 Timoteo se halla dividido en 18 versículos. De este modo es más sencillo leer y recordar la palabra de Dios Nuestro Señor, de forma que te acompañe siempre y te sirva de brújula en la vida.

Nuestro Amado Padre Celestial es quien jamás nos abandonará a pesar de las circunstancias, es un padre benévolo que nos guía. Por eso nos proporcionó su palabra que nos inspira y sirve de luz en los momentos más tenebrosos. En el capítulo 1 del 2 Timoteo del Nuevo Testamento podrás encontrar sin duda la respuesta a muchas de las preguntas que puedan aparecer a lo largo de la vida. Al principio de tu diálogo con el Creador, el hecho de leer su palabra escrita en los textos que componen la Biblia, y conocer en profundidad los 18 versículos del capítulo 1 del 2 Timoteo te será de gran utilidad. De esta forma podrás tener siempre presente en tus plegarias en qué consiste la verdadera palabra de Dios.

Versículos del capítulo 1 del libro 2 Timoteo

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús,.

A Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia, y paz de Dios el Padre y de Jesucristo nuestro Señor..

Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar tengo memoria de ti en mis oraciones noche y día;.

Deseando verte, acordándome de tus lágrimas, para ser lleno de gozo;.

Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual residió primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy cierto que en ti también..

Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos..

Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza..

Por tanto no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo; antes sé participante de los trabajos del evangelio según la virtud de Dios,.

Que nos salvó y llamó con vocación santa, no conforme a nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,.

Mas ahora es manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte, y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio;.

Del cual yo soy puesto predicador, y apóstol, y maestro de los Gentiles..

Por lo cual asimismo padezco esto: mas no me avergüenzo; porque yo sé a quien he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día..

Retén la forma de las sanas palabras que de mi oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús..

Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que habita en nosotros..

Ya sabes esto, que me han sido contrarios todos los que son en Asia, de los cuales son Figello y Hermógenes..

Dé el Señor misericordia a la casa de Onesíforo; que muchas veces me refrigeró, y no se avergonzó de mi cadena:.

Antes, estando Él en Roma, me buscó solícitamente, y me halló..

Dele el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor..