Dios se dirige a nosotros, sus hijos creados a su imagen y semejanza, y nos habla por medio de las Sagradas Escrituras que componen la Biblia. En la Sagrada Biblia está escrita su doctrina y sus conocimientos para la humanidad. Nosotros disponemos del libre albedrío para leerla y asimilar toda la bondad y sabiduría que se halla en sus palabras. En el capítulo 47 del Isaías del Nuevo Testamento de la Biblia se encuentran resguardadas auténticas dosis de conocimiento y bondad que Dios regaló a los hombres para que ellos llegaran a estar cerca de Él.
El Isaías del Nuevo Testamento está compuesto por 66 capítulos. En cristianismo.info te ofrecemos la posibilidad de leer y estudiar aquello que Dios, en toda su Bondad se propuso enseñarnos en el capítulo 47. Para facilitar su lectura y comprensión el capítulo 47 del Isaías se encuentra dividido en 15 versículos. De este modo es más sencillo leer y recordar la palabra del Señor, para que así te acompañe siempre y te sirva como una luz en tu camino.
Nuestro Padre que todo lo puede está siempre junto nosotros, es un padre bondadoso que nos guía. Por ese motivo nos regaló su palabra que nos ilumina y sirve de faro en los momentos más tenebrosos. En el capítulo 47 del Isaías del Nuevo Testamento encontrarás sin dudarlo la clave a muchos de los interrogantes que a menudo se manifiestan durante la vida. A la hora de iniciar tu diálogo con el Padre, leer su palabra escrita en las Sagradas Escrituras, y dominar en profundidad los 15 versículos del capítulo 47 del Isaías te será de mucha ayuda. De esta forma tendrás siempre presente en tus plegarias en qué consiste la palabra de Dios Padre que está en los Cielos.
Desciende, y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia, siéntate en la tierra sin trono, hija de los Caldeos: que nunca más te llamarán tierna y delicada..
Toma el molino, y muele harina: descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los ríos..
Descubierta será tu vergüenza, y tu deshonor será visto: tomaré venganza, y no encontraré hombre..
Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel..
Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los Caldeos: porque nunca más te llamarán señora de reinos..
Enojeme contra mi pueblo, profané mi heredad, y entreguelos en tu mano: no les hiciste misericordias; sobre el viejo agravaste mucho tu yugo..
Y dijiste: Para siempre seré señora: y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería..
Oye pues ahora esto, delicada, la que está sentada confiadamente, la que dice en su corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad..
Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez: en toda su perfección vendrán sobre ti, por la multitud de tus adivinanzas, y por la copia de tus muchos agüeros..
Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y no más..
Vendrá pues sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás: caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar: y destrucción que no sabrás, vendrá de repente sobre ti..
Estate ahora en tus encantamentos, y con la multitud de tus agüeros, en los cuales te fatigaste desde tu niñez; quizá podrás mejorarte, quizá te fortificarás..
Haste fatigado en la multitud de tus consejos. Parezcan ahora y defiéndante los contempladores de los cielos, los especuladores de las estrellas, los que contaban los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti..
He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten..
Así te serán aquellos con quienes te fatigaste, tus negociantes desde tu niñez: cada uno echará por su camino, no habrá quien te salve..