Jeremías, 46:10 Versículo Bíblico

El versiculo Jeremías, 46:10 de los Textos Sagrados que componen la Biblia es algo que es preciso tener siempre presente con el propósito de hacer una reflexión sobre él.Probablemente sería adecuado preguntarse ¿Qué intentaba manifestarnos el Señor con el versículo Jeremías, 46:10? ¿En qué coyunturas de nuestro día a día tenemos la oportunidad de recurrir a lo que aprendemos gracias al versículo Jeremías, 46:10 de Las Sagradas Escrituras?

Meditar sobre el versículo Jeremías, 46:10 nos es de gran ayuda a ser mejores personas y a acercarnos más a Dios, por eso es conveniente apoyarse en el versículo Jeremías, 46:10 siempre que precisemos que la palabra de Dios, Nuestro Señor nos indique el camino a seguir de modo que podamos saber en qué forma acturar o para traer la tranquilidad a nuestro espíritu.

Mas ese día será a Jehová Dios de los ejércitos día de venganza, para vengarse de sus enemigos: y la espada devorará y se hartará, y se embriagará de la sangre de ellos: porque matanza será a Jehová, Dios de los ejércitos, en tierra del aquilón junto al río Éufrates.

Opiniones de nuestros usuarios

Antonio Jesus Vargas Cruz

Acabé en esta página sobre el versículo Jeremías, 46:10 de casualidad. Siento que un ángel del Señor me ha guiado hasta aquí por algún motivo y voy a investigar hasta que sepa qué está queriendo decirme Dios.

Natividad Carmona Tomas

Quiero declarar mi amor por Dios nuestro Señor. Gracias Padre Todopoderoso por tus palabras en el versículo Jeremías, 46:10.

Juan Jose Gallego Santos

Siento que el Señor me ha hablado directamente a mi corazón con este versículo de la Biblia. Pareciera como que sabía que hoy necesitaba leer el versículo Jeremías, 46:10 para lograr la inspiración y la calma en mi corazón. Dios siempre cuida de sus hijos y nunca nos abandona. Gracias Señor.

Antonio Jose Saiz Herrera

Te damos las gracias por tu infinita bondad y sabiduría, Padre. Gracias por regalarnos el versículo Jeremías, 46:10. Amén.

Maria Jesus Domingo Castillo

El versículo Jeremías, 46:10 transmite el amor puro e infinito de Dios por sus hijos. Amén.