Dios, Nuestro Señor que está en los Cielos se nos revela a nosotros, sus hijos e hijas, y esto lo hace mediante la Sagrada Biblia. En la Sagrada Biblia es donde se encuentra escrita su palabra y sus conocimientos para la humanidad. De nosotros, sus hijos, depende leerla y tratar de captar toda la sabiduría que se halla en sus palabras. En el capítulo 10 del Job del Nuevo Testamento de los textos de las Biblia se hallan escondidas perlas de sabiduría que el Padre regaló a sus hijos para que ellos llegaran a estar cerca de Él.
El Job del Nuevo Testamento consta de 42 capítulos. Ahora en nuestra web tienes la posibilidad de leer aquello que Dios Todopoderoso deseó enseñarnos en el capítulo 10. Para que lo puedas leer y comprender mejor el capítulo 10 del Job está fraccionado en 22 versículos. Así es más sencillo leer y aprender de memoria la palabra del Señor, para que vaya contigo siempre y te sirva para guiarte.
Nuestro Amado Padre Celestial jamás nos deja solos, es un padre bondadoso que nos guía. Ese fue el motivo por el cual nos obsequió con su palabra que nos alumbra y sirve de faro en los instantes más oscuros. En el capítulo 10 del Job del Nuevo Testamento encontrarás sin duda la clave a muchas de las preguntas que puedan aparecer a lo largo de la vida. Al principio de tu diálogo con Dios, el hecho de leer su palabra escrita en las Sagradas Escrituras, y dominar en profundidad los 22 versículos del capítulo 10 del Job te será de mucha utilidad. De este modo tendrás siempre presente en tus oraciones cuál es la palabra de Dios Todopoderoso.
Está mi alma aburrida de mi vida: Daré yo suelta a mi queja sobre mí, Hablaré con amargura de mi alma..
Diré a Dios: no me condenes; Hazme entender por qué pleiteas conmigo..
¿Parécete bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?.
¿Tienes tú ojos de carne? ¿Ves tú como ve el hombre?.
¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos,.
Para que inquieras mi iniquidad, Y busques mi pecado,.
Sobre saber tú que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano libre?.
Tus manos me formaron y me compusieron Todo en contorno: ¿y así me deshaces?.
Acuérdate ahora que como a lodo me diste forma: ¿Y en polvo me has de tornar?.
¿No me fundiste como leche, Y como un queso me cuajaste?.
Vestísteme de piel y carne, Y cubrísteme de huesos y nervios..
Vida y misericordia me concediste, Y tu visitación guardó mi espíritu..
Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que esto está cerca de ti..
Si pequé, tú me has observado, Y no me limpias de mi iniquidad..
Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, Estando harto de deshonra, Y de verme afligido..
Y subirá de punto, pues me cazas como a león, Y tornas a hacer en mí maravillas..
Renuevas contra mí tus plagas, Y aumentas conmigo tu furor, Remudándose sobre mí ejércitos..
¿Por qué me sacaste de la matriz? Habría yo espirado, y no me vieran ojos..
Fuera, como si nunca hubiera sido, Llevado desde el vientre a la sepultura..
¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco..
Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;.
Tierra de oscuridad, lóbrega Como sombra de muerte, sin orden, Y que aparece como la oscuridad misma..