Dios, Nuestro Señor que está en los Cielos habla con nosotros, creados a su imagen y semejanza, y lo hace por medio de la Biblia. En la Biblia está escrita su doctrina y sus conocimientos para la humanidad. En nuestra disposición está leerla y captar toda la bondad y sabiduría que reside en sus palabras. En el capítulo 16 del Job del Nuevo Testamento de la Sagrada Biblia se encuentran confinadas intensas dosis de sabiduría y conocimiento que Dios Nuestro Señor otorgó a sus hijos con el objetivo de que ellos tuvieran la capacidad de estar junto a Él.
El Job del Nuevo Testamento dispone de 42 capítulos. Ahora en nuestra web tienes la posibilidad de leer y estudiar aquello que Dios se propuso mostrarnos en el capítulo 16. Para una mejor lectura y comprensión el capítulo 16 del Job está fraccionado en 22 versículos. Así es más simple leer y retener en la memoria la palabra del Padre, de modo que te acompañe siempre y te sirva como un faro para orientarte.
Nuestro Padre Todopoderoso está siempre junto nosotros, es un padre clemente que nos guía. Por eso nos regaló su palabra que nos ilumina y sirve de luz en los trances más sombríos. En el capítulo 16 del Job del Nuevo Testamento descubrirás sin dudarlo la respuesta a muchas de las preguntas que te puedan surgir a lo largo de la vida. En el momento de comenzar tu diálogo con el Padre, haber leído su palabra escrita en los textos que componen la Biblia, y conocer en profundidad los 22 versículos del capítulo 16 del Job te será de mucha utilidad. De esta manera te será posible tener siempre presente en tus oraciones en qué consiste el mandato de Dios Padre que está en los Cielos.
Y respondió Job, y dijo:.
Muchas veces he oído cosas como estas: Consoladores molestos sois todos vosotros..
¿Tendrán fin las palabras ventosas? O ¿qué te animará a responder?.
También yo hablaría como vosotros. Ojalá vuestra alma estuviera en lugar de la mía, Que yo os tendría compañía en las palabras, Y sobre vosotros movería mi cabeza..
Mas yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría el dolor vuestro..
Si hablo, mi dolor no cesa; Y si dejo de hablar, no se aparta de mí..
Empero ahora me ha fatigado: Has tú asolado toda mi compañía..
Tú me has arrugado; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro..
Su furor me destrizó, y me ha sido contrario: Crujió sus dientes contra mí; Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo..
Abrieron contra mí su boca; Hirieron mis mejillas con afrenta; Contra mí se juntaron todos..
Hame entregado Dios al mentiroso, Y en las manos de los impíos me hizo estremecer..
Próspero estaba, y desmenuzome: Y arrebatome por la cerviz, y despedazome, Y púsome por blanco suyo..
Cercáronme sus flecheros, Partió mis riñones, y no perdonó: Mi hiel derramó por tierra..
Quebrantome de quebranto sobre quebranto; Corrió contra mí como un gigante..
Yo cosí saco sobre mi piel, Y cargué mi cabeza de polvo..
Mi rostro está enlodado con lloro, Y mis párpados entenebrecidos:.
A pesar de no haber iniquidad en mis manos, Y de haber sido mi oración pura..
¡Oh tierra! no cubras mi sangre, Y no haya lugar a mi clamor..
Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas..
Disputadores son mis amigos: Mas a Dios destilarán mis ojos..
¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, Como con su prójimo!.
Mas los años contados vendrán, Y yo iré el camino por donde no volveré..