Job Capítulo 29

Dios, Nuestro Señor que está en los Cielos se dirige a nosotros, creados a su imagen y semejanza, y lo hace a través de la Biblia. En la Biblia es el lugar en donde se escribió su palabra y sus lecciones para la humanidad. De nosotros depende leerla y recibir toda la bondad y sabiduría que se halla en sus palabras. En el capítulo 29 del Job del Nuevo Testamento de los textos de las Biblia se hallan encerradas perlas de sabiduría que el Padre entregó a los seres humanos con el objetivo de que ellos pudieran estar al lado de Él.

El Job del Nuevo Testamento dispone de 42 capítulos. Ahora en nuestra web tienes la posibilidad de leer y aprender lo que Dios Nuestro Señor se propuso revelarnos en el capítulo 29. Para que lo puedas leer y comprender mejor el capítulo 29 del Job se halla dividido en 25 versículos. De esta manera es más fácil leer y aprender de memoria la palabra Dios Todopoderoso, para que así te acompañe siempre y te sirva para no perder el rumbo de tu vida.

Dios Nuestro Señor siempre está a nuestro lado, es un padre compasivo que nos guía. Por ese motivo nos regaló su palabra que nos orienta y sirve de linterna en los instantes más tenebrosos. En el capítulo 29 del Job del Nuevo Testamento podrás encontrar con toda seguridad la solución a muchas de las preguntas que te puedan surgir en la vida. En el inicio de tu diálogo con Nuestro Señor, haber leído su palabra escrita en los textos que componen la Biblia, y conocer profundamente los 25 versículos del capítulo 29 del Job te será de mucha ayuda. De este modo te será posible tener siempre presente en tus plegarias cuál es la verdadera palabra de Dios Padre que está en los Cielos.

Versículos del capítulo 29 del libro Job

Y volvió Job a tomar su propósito, y dijo:.

¡Quién me tornase como en los meses pasados, Como en los días que Dios me guardaba,.

Cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, A la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad;.

Como fue en los días de mi mocedad, Cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda;.

Cuando aún el Omnipotente estaba conmigo, Y mis hijos alrededor de mi;.

Cuando lavaba yo mis caminos con manteca, Y la piedra me derramaba ríos de aceite!.

Cuando salía a la puerta a juicio, Y en la plaza hacía preparar mi asiento,.

Los mozos me veían, y se escondían; Y los viejos se levantaban, y estaban en pie;.

Los príncipes detenían sus palabras, Ponían la mano sobre su boca;.

La voz de los principales se ocultaba, Y su lengua se pegaba a su paladar:.

Cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, Y los ojos que me veían, me daban testimonio:.

Porque libraba al pobre que gritaba, Y al huérfano que carecía de ayudador..

La bendición del que se iba a perder venía sobre mí; Y al corazón de la viuda daba alegría..

Vestíame de justicia, y ella me vestía como un manto; Y mi toca era juicio..

Yo era ojos al ciego, Y pies al cojo..

A los menesterosos era padre; Y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia:.

Y quebraba los colmillos del inicuo, Y de sus dientes hacía soltar la presa..

Y decía yo: En mi nido moriré, Y como arena multiplicaré días..

Mi raíz estaba abierta junto a las aguas, Y en mis ramas permanecía el rocío..

Mi honra se renovaba en mí, Y mi arco se corroboraba en mi mano..

Oíanme, y esperaban; Y callaban a mi consejo..

Tras mi palabra no replicaban, Y mi razón destilaba sobre ellos..

Y esperábanme como a la lluvia, Y abrían su boca como a la lluvia tardía..

Si me reía con ellos, no lo creían: Y no abatían la luz de mi rostro..

Calificaba yo el camino de ellos, y sentábame en cabecera; Y moraba como rey en el ejército, Como el que consuela llorosos..