Job Capítulo 39

Dios se comunica con nosotros, creados a su imagen y semejanza, y lo hace a través de la Biblia. En la Sagrada Biblia está escrita su doctrina y sus conocimientos para la humanidad. De nosotros, sus hijos, depende leerla y asimilar toda la sapiencia que se encuentra en sus palabras. En el capítulo 39 del Job del Nuevo Testamento de los textos de las Biblia se hallan escondidas auténticas dosis de conocimiento y bondad que el Padre otorgó a sus hijos para que ellos pudieran acercarse a Él.

El Job del Nuevo Testamento se compone de 42 capítulos. Ahora es posible leer y estudiar aquello que Nuestro Señor quiso revelarnos en el capítulo 39. De modo que sea más fácil leerlo, analizarlo y comprenderlo el capítulo 39 del Job se halla dividido en 30 versículos. De esta manera es más fácil leer y recordar la palabra de Dios, para que esté contigo siempre y te sirva de guía.

Nuestro Padre Bondadoso es quien pase lo que pase, está siempre junto a nosotros, es un padre misericordioso que nos guía. Por ese motivo nos obsequió con su palabra que nos orienta y sirve de antorcha en los instantes más oscuros. En el capítulo 39 del Job del Nuevo Testamento encontrarás sin dudarlo la clave a muchas de las preguntas que se puedan manifestar a lo largo de la vida. En el inicio de tu diálogo con Nuestro Señor, haber leído su palabra escrita en los textos que componen la Biblia, y conocer en profundidad los 30 versículos del capítulo 39 del Job te será muy útil. De esta manera podrás tener siempre presente en tus rezos en qué consiste la palabra de Nuestro Señor.

Versículos del capítulo 39 del libro Job

¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo?.

Contaste tú los meses de su preñez, Y sabes el tiempo cuando han de parir?.

Encórvanse, hacen salir sus hijos, Pasan sus dolores..

Sus hijos están sanos, crecen con el pasto: Salen y no vuelven a ellas..

¿Quién echó libre al asno montés, y quién soltó sus ataduras?.

Al cual yo puse casa en la soledad, Y sus moradas en lugares estériles..

Búrlase de la multitud de la ciudad: No oye las voces del arriero..

Lo oculto de los montes es su pasto, Y anda buscando todo lo que está verde..

¿Querrá el unicornio servirte a ti, Ni quedar a tu pesebre?.

¿Atarás tú al unicornio con su coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti?.

¿Confiarás tú en él, por ser grande su fortaleza, Y le fiarás tu labor?.

¿Fiarás de él que te tornará tu simiente, Y que la allegará en tu era?.

¿Diste tú hermosas alas al pavo real, O alas y plumas al avestruz?.

El cual desampara en la tierra sus huevos, Y sobre el polvo los calienta,.

Y olvídase de que los pisará el pie, Y que los quebrará bestia del campo..

Endurécese para con sus hijos, como si no fuesen suyos, No temiendo que su trabajo haya sido en vano:.

Porque le privó Dios de sabiduría, Y no le dio inteligencia..

Luego que se levanta en alto, Búrlase del caballo y de su jinete..

¿Diste tú al caballo la fortaleza? ¿Vestiste tú su cerviz de relincho?.

¿Le intimidarás tú como a alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable:.

Escarba la tierra, alégrase en su fuerza, Sale al encuentro de las armas:.

Hace burla del espanto, y no teme, Ni vuelve el rostro delante de la espada..

Contra él suena la aljaba, El hierro de la lanza y de la pica:.

Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, Sin importarle el sonido de la bocina;.

Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea! Y desde lejos huele la batalla, el grito de los capitanes, y la vocería..

¿Vuela el gavilán por tu industria, Y extiende hacia el mediodía sus alas?.

¿Se remonta el águila por tu mandamiento, Y pone en alto su nido?.

Ella habita y está en la piedra, En la cumbre del peñasco y de la roca..

Desde allí acecha la comida: Sus ojos observan de muy lejos..

Sus pollos chupan la sangre: Y donde hubiere cadáveres, allí está..