Juan Capítulo 18

Dios nos habla a nosotros, sus hijos e hijas, y nos habla a través de la Sagrada Biblia. En la Biblia se encuentra escrita su palabra y sus lecciones para la humanidad. En nuestra disposición está leerla y entender toda la sapiencia que se halla en sus palabras. En el capítulo 18 del Juan del Nuevo Testamento de los textos de las Biblia están confinadas porciones de bondad y sabiduría que Dios concedió a sus hijos para que así ellos pudieran estar junto a Él.

El Juan del Nuevo Testamento consta de 21 capítulos. Ahora puedes leer y estudiar lo que Dios quiso revelarnos en el capítulo 18. Para facilitar su lectura y comprensión el capítulo 18 del Juan se encuentra dividido en 40 versículos. De este modo es más fácil leer y aprender de memoria la palabra Dios Todopoderoso, para que esté contigo siempre y te sirva para trazar tu rumbo.

Nuestro Amado Padre Celestial jamás nos abandona, es un padre bondadoso que nos guía. Ese fue el motivo por el cual nos regaló su palabra que nos ilumina y sirve de luz en los instantes más oscuros. En el capítulo 18 del Juan del Nuevo Testamento hallarás sin dudarlo la solución a muchas de las preguntas que de pronto aparecen en la vida. En el momento de comenzar tu diálogo con Dios, el hecho de leer su palabra escrita en la Biblia, y comprender en profundidad los 40 versículos del capítulo 18 del Juan te será de gran ayuda. De este modo tendrás siempre presente en tus plegarias en qué consiste la palabra de Nuestro Señor.

Versículos del capítulo 18 del libro Juan

Como Jesús hubo dicho estas cosas, saliose con sus discípulos tras el arroyo de Cedrón, donde estaba un huerto, en el cual entró Jesús y sus discípulos..

Y también Judas, el que le entregaba, sabía aquel lugar; porque muchas veces Jesús se juntaba allí con sus discípulos..

Judas pues tomando una compañía, y ministros de los pontífices y de los Fariseos, vino allí con linternas y antorchas, y con armas..

Empero Jesús, sabiendo todas las cosas que habían de venir sobre Él, salió delante, y díjoles: ¿A quién buscáis?.

Respondiéronle: A Jesús Nazareno. Díceles Jesús; Yo soy (Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba.).

Y como les dijo, Yo soy, volvieron atrás, y cayeron en tierra..

Volvioles, pues, a preguntar: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús Nazareno..

Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy: pues si a mi buscáis, dejad ir a éstos..

Para que se cumpliese la palabra que había dicho: De los que me diste, ninguno de ellos perdí..

Entonces Simón Pedro, que tenía espada, sacola, e hirió al siervo del pontífice, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco..

Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina: el vaso que el Padre me ha dado, ¿no lo tengo de beber?.

Entonces la compañía y el tribuno, y los ministros de los Judíos, prendieron a Jesús y le ataron,.

Y lleváronle primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, el cual era pontífice de aquel año..

Y era Caifás el que había dado el consejo a los Judíos, que era necesario que un hombre muriese por el pueblo..

Y seguía a Jesús Simón Pedro, y otro discípulo. Y aquel discípulo era conocido del pontífice, y entró con Jesús al atrio del pontífice;.

Mas Pedro estaba fuera a la puerta. Y salió aquel discípulo que era conocido del pontífice, y habló a la portera, y metió dentro a Pedro..

Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dice Él: No soy..

Y estaban en pie los siervos y los ministros que habían allegado las ascuas; porque hacía frío, y calentábanse: y estaba también con ellos Pedro en pie, calentándose..

Y el pontífice preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina..

Jesús le respondió: Yo manifiestamente he hablado al mundo: yo siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se juntan todos los Judíos, y nada he hablado en oculto..

¿Qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado: he aquí, ésos saben lo que yo he dicho..

Y como Él hubo dicho esto, uno de los criados que estaba allí, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al pontífice?.

Respondiole Jesús: Si he hablado mal, da testimonio del mal: y si bien, ¿por qué me hieres?.

Y Anás le había enviado atado a Caifás pontífice..

Estaba pues Pedro en pie calentándose. Y dijéronle: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No soy..

Uno de los siervos del pontífice, pariente de aquél a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: ¿No te vi yo en el huerto con Él?.

Y negó Pedro otra vez: y luego el gallo cantó..

Y llevaron a Jesús de Caifás al pretorio: y era por la mañana: y ellos no entraron en el pretorio por no ser contaminados, sino que comiesen la pascua..

Entonces salió Pilato a ellos fuera, y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?.

Respondieron y dijéronle: Si éste no fuera malhechor, no te le habríamos entregado..

Díceles entonces Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los Judíos le dijeron: A nosotros no es lícito matar a nadie:.

Para que se cumpliese el dicho de Jesús, que había dicho, dando a entender de qué muerte había de morir..

Así que, Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús, y díjole: ¿Eres tú el Rey de los Judíos?.

Respondiole Jesús: ¿Dices tú esto de ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?.

Pilato respondió: ¿Soy yo Judío? Tu gente, y los pontífices, te han entregado a mí: ¿qué has hecho?.

Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí..

Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tu? Respondió Jesús: Tu dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz..

Dícele Pilato: ¿Qué cosa es verdad? Y como hubo dicho esto, salió otra vez a los Judíos, y díceles: Yo no hallo en Él ningún crimen..

Empero vosotros tenéis costumbre, que os suelte uno en la Pascua: ¿queréis, pues, que os suelte al Rey de los Judíos?.

Entonces todos dieron voces otra vez, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón..