Dios, Nuestro Señor que está en los Cielos habla con nosotros, que somos fruto de su Creación, y nos habla mediante la Sagrada Biblia. En la Biblia está escrita su palabra y sus enseñanzas para la humanidad. Nosotros disponemos del libre albedrío para leerla y captar toda la sabiduría que se encuentra en sus palabras. En el capítulo 4 del Juan del Nuevo Testamento de la Sagrada Biblia podemos encontrar confinadas auténticas dosis de conocimiento y bondad que Dios Padre regaló a sus hijos e hijas con el objetivo de que ellos llegaran a estar junto a Él.
El Juan del Nuevo Testamento tiene 21 capítulos. En esta web puedes leer y estudiar aquello que Dios quiso enseñarnos en el capítulo 4. Para facilitar su lectura y comprensión el capítulo 4 del Juan se encuentra dividido en 54 versículos. Así es más fácil leer y aprender de memoria la palabra de Dios, para que vaya contigo siempre y te sirva como una luz en tu camino.
Nuestro Padre, Dios Todopoderoso jamás nos deja solos, es un padre misericordioso que nos guía. Por eso nos brindó su palabra que nos orienta y sirve de antorcha en los trances más tenebrosos. En el capítulo 4 del Juan del Nuevo Testamento descubrirás con toda seguridad la solución a muchas de las dudas que se puedan manifestar en la vida. En el inicio de tu diálogo con el Altísimo, haber leído su palabra escrita en los textos que componen la Biblia, y dominar profundamente los 54 versículos del capítulo 4 del Juan te será de gran ayuda. De este modo te será posible tener siempre presente en tus oraciones cuál es la palabra de Dios Padre que está en los Cielos.
De manera que como Jesús entendió que los Fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan,.
(Aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),.
Dejó a Judea, y fuese otra vez a Galilea..
Y era menester que pasase por Samaria..
Vino, pues, a una ciudad de Samaria que se llamaba Sichâr, junto a la heredad que Jacob dio a José su hijo..
Y estaba allí la fuente de Jacob. Pues Jesús, cansado del camino, así se sentó a la fuente. Era como la hora de sexta..
Vino una mujer de Samaria a sacar agua: y Jesús le dice: Dame de beber..
(Porque sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.).
Y la mujer Samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo Judío, me pides a mí de beber, que soy mujer Samaritana? porque los Judíos no se tratan con los Samaritanos..
Respondió Jesús y díjole: Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías de Él, y Él te daría agua viva..
La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacar la, y el pozo es hondo: ¿de dónde, pues, tienes el agua viva?.
¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual Él bebió, y sus hijos, y sus ganados?.
Respondió Jesús y díjole: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;.
Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en Él una fuente de agua que salte para vida eterna..
La mujer le dice: Señor, dame esta agua, para que no tenga sed, ni venga acá a sacar la..
Jesús le dice: Ve, llama a tu marido, y ven acá..
Respondió la mujer, y dijo: No tengo marido. Dícele Jesús: Bien has dicho, No tengo marido;.
Porque cinco maridos has tenido: y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad..
Dícele la mujer: Señor, paréceme que tú eres profeta..
Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalem es el lugar donde es necesario adorar..
Dícele Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalem adoraréis al Padre..
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salud viene de los Judíos..
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren..
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren..
Dícele la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo: cuando Él viniere nos declarará todas las cosas..
Dícele Jesús: Yo soy, que hablo contigo..
Y en esto vinieron sus discípulos, y maravilláronse de que hablaba con mujer; mas ninguno dijo: ¿Qué preguntas? ó, ¿Qué hablas con ella?.
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a aquellos hombres:.
Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es éste el Cristo?.
Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a Él..
Entre tanto los discípulos le rogaban, diciendo: Rabbí, come..
Y Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis..
Entonces los discípulos decían el uno al otro: ¿Si le habrá traído alguien de comer?.
Díceles Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra..
¿No decís vosotros: Aun hay cuatro meses hasta que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad las regiones, porque ya están blancas para la siega..
Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega..
Porque en esto es el dicho verdadero: Que uno es el que siembra, y otro es el que siega..
Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis: otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores..
Y muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo: Que me dijo todo lo que he hecho..
Viniendo pues los Samaritanos a Él, rogáronle que se quedase allí: y se quedó allí dos días..
Y creyeron muchos más por la palabra de Él..
Y decían a la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo..
Y dos días después, salió de allí, y fuese a Galilea..
Porque el mismo Jesús dio testimonio de que el profeta en su tierra no tiene honra..
Y como vino a Galilea, los Galileos le recibieron, vistas todas las cosas que había hecho en Jerusalem en el día de la fiesta: porque también ellos habían ido a la fiesta..
Vino pues Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había hecho el vino del agua. Y había en Capernaum uno del rey, cuyo hijo estaba enfermo..
Este, como oyó que Jesús venía de Judea a Galilea, fue a Él, y rogábale que descendiese, y sanase a su hijo, porque se comenzaba a morir..
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y milagros no creeréis..
El del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera..
Dícele Jesús: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó a la palabra que Jesús le dijo, y se fue..
Y cuando ya Él descendía, los siervos le salieron a recibir, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive..
Entonces Él les preguntó a qué hora comenzó a estar mejor. Y dijéronle: Ayer a las siete le dejó la fiebre..
El padre entonces entendió, que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó Él y toda su casa..
Esta segunda señal volvió Jesús a hacer, cuando vino de Judea a Galilea..