Lamentaciones Capítulo 4

Dios, Nuestro Señor que está en los Cielos habla con nosotros, sus hijos creados a su imagen y semejanza, y nos habla a través de los textos sagrados recogidos en La Biblia. En la Biblia está escrita su palabra y sus lecciones para la humanidad. Nosotros disponemos del libre albedrío para leerla y asimilar toda la bondad y sabiduría que se halla en sus palabras. En el capítulo 4 del Lamentaciones del Nuevo Testamento de las Sagradas Escrituras podemos encontrar escondidas auténticas dosis de conocimiento y bondad que Dios Nuestro Señor obsequió a los seres humanos para que ellos pudieran estar junto a Él.

El Lamentaciones del Nuevo Testamento tiene 5 capítulos. En nuestra web puedes leer y aprender aquello que Dios Nuestro Señor quiso revelarnos en el capítulo 4. Para que sea más fácil leerlo y comprenderlo el capítulo 4 del Lamentaciones se halla dividido en 22 versículos. De este modo es más sencillo leer y aprender de memoria la palabra del Padre, de forma que esté contigo siempre y te sirva de orientación y guía.

Nuestro Padre Bondadoso nunca nos abandona, es un padre misericordioso que nos guía. Por eso nos brindó su palabra que nos ilumina y sirve de linterna en los momentos más tenebrosos. En el capítulo 4 del Lamentaciones del Nuevo Testamento podrás encontrar con toda seguridad la respuesta a muchas de las cuestiones que puedan aparecer a lo largo de la vida. Al principio de tu diálogo con Dios, haber leído su palabra escrita en las Sagradas Escrituras, y dominar en profundidad los 22 versículos del capítulo 4 del Lamentaciones te será extremadamente útil. De este modo podrás tener siempre presente en tus oraciones cuál es la palabra de Dios Padre que está en los Cielos.

Versículos del capítulo 4 del libro Lamentaciones

¡Cómo se ha oscurecido el oro! ¡Cómo el buen oro se ha demudado! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles..

Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro, ¡Cómo son tenidos por vasos de barro, obra de manos de alfarero!.

Aun los monstruos marinos sacan la teta, dan de mamar a sus chiquitos: hija de mi pueblo es cruel, como los avestruces en el desierto..

La lengua del niño de teta, de sed se pegó a su paladar: Los chiquitos pidieron pan, y no hubo quien se lo partiese..

Los que comían delicadamente, asolados fueron en las calles; Los que se criaron en carmesí, abrazaron los estercoleros..

Y aumentose la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, Que fue trastornada en un momento, y no asentaron sobre ella compañías..

Sus Nazareos fueron blancos más que la nieve, más lustrosos que la leche. Su compostura más rubicunda que los rubíes, más bellos que el zafiro:.

Oscura más que la negrura es la forma de ellos; no los conocen por las calles: Su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo..

Más dichosos fueron los muertos a cuchillo que los muertos del hambre; Porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra..

Las manos de las mujeres piadosas cocieron a sus hijos; Fuéronles comida en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo..

Cumplió Jehová su enojo, derramó el ardor de su ira; Y encendió fuego en Sion, que consumió sus fundamentos..

Nunca los reyes de la tierra, ni todos los que habitan en el mundo, Creyeron que el enemigo y el adversario entrara por las puertas de Jerusalem..

Es por los pecados de sus profetas, por las maldades de sus sacerdotes, Que derramaron en medio de ella la sangre de los justos..

Titubearon como ciegos en las calles, fueron contaminados en sangre, De modo que no pudiesen tocar a sus vestiduras..

Apartaos ¡inmundos!, les gritaban, Apartaos, apartaos, no toquéis. Cuando huyeron y fueron dispersos, dijeron entre las gentes: Nunca más morarán aquí.

La ira de Jehová los apartó, no los mirará más: No respetaron la faz de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los viejos..

Aun nos han desfallecido nuestros ojos tras nuestro vano socorro: En nuestra esperanza aguardamos gente que no puede salvar..

Cazaron nuestro pasos, que no anduviésemos por nuestras calles: Acercose nuestro fin, cumpliéronse nuestros días; porque nuestro fin vino..

Ligeros fueron nuestros perseguidores más que las águilas del cielo: Sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos pusieron emboscada..

El resuello de nuestras narices, el ungido de Jehová, De quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las gentes: fue preso en sus hoyos..

Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Hus: Aun hasta ti pasará el cáliz; embriagarte has, y vomitarás..

Cumplido es tu castigo, oh hija de Sion: Nunca más te hará trasportar. Visitará tu iniquidad, oh hija de Edom; Descubrirá tus pecados..