Salmos Capítulo 144

Dios Padre se dirige a nosotros, creados a su imagen y semejanza, y nos habla por medio de la Sagrada Biblia. En la Sagrada Biblia está escrita su palabra y sus lecciones para la humanidad. De nosotros depende leerla y recibir toda la bondad y sabiduría que hay en sus palabras. En el capítulo 144 del Salmos del Nuevo Testamento de la Biblia podemos encontrar encerradas auténticas dosis de conocimiento y bondad que Dios Creador obsequió a sus hijos e hijas para que así ellos llegaran a estar junto a Él.

El Salmos del Nuevo Testamento está compuesto por 150 capítulos. En nuestra web tienes la posibilidad de leer lo que Dios Nuestro Señor deseó enseñarnos en el capítulo 144. Para una mejor lectura y comprensión el capítulo 144 del Salmos se encuentra dividido en 15 versículos. De esta manera es más fácil leer y retener en la memoria la palabra de Dios, de forma que te acompañe siempre y te sirva de brújula en la vida.

Nuestro Padre que todo lo puede jamás nos abandona, es un padre benévolo que nos guía. Por eso nos regaló su palabra que nos ilumina y sirve de linterna en los periodos más sombríos. En el capítulo 144 del Salmos del Nuevo Testamento descubrirás sin lugar a dudas la respuesta a muchas de las preguntas que te puedan surgir durante la vida. A la hora de iniciar tu diálogo con el Padre, leer su palabra escrita en la Biblia, y conocer en profundidad los 15 versículos del capítulo 144 del Salmos te será de gran ayuda. De este modo te será posible tener siempre presente en tus oraciones en qué consiste la palabra de Dios Todopoderoso.

Versículos del capítulo 144 del libro Salmos

Bendito sea Jehová, mi roca, Que enseña mis manos a la batalla, Y mis dedos a la guerra:.

Misericordia mía y mi castillo, Altura mía y mi libertador, Escudo mío, en quien he confiado; El que allana mi pueblo delante de mí..

Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que de él conozcas? ¿O el hijo del hombre, para que lo estimes?.

El hombre es semejante a la vanidad: Sus días son como la sombra que pasa..

Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende: Toca los montes, y humeen..

Despide relámpagos, y disípalos, Envía tus saetas, y contúrbalos..

Envía tu mano desde lo alto; Redímeme, y sácame de las muchas aguas, De la mano de los hijos de extraños;.

Cuya boca habla vanidad, Y su diestra es diestra de mentira..

Oh Dios, a ti cantaré canción nueva: Con salterio, con decacordio cantaré a ti..

Tú, el que da salud a los reyes, El que redime a David su siervo de maligna espada..

Redímeme, y sálvame de mano de los hijos extraños, Cuya boca habla vanidad, Y su diestra es diestra de mentira..

Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; Nuestras hijas como las esquinas labradas a manera de las de un palacio;.

Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; Nuestros ganados, que paran a millares y diez millares en nuestras plazas:.

Que nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; Que no tengamos asalto, ni que hacer salida, Ni grito de alarma en nuestras plazas..

Bienaventurado el pueblo que tiene esto: Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová..