Salmos Capítulo 32

Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo se dirige a nosotros, sus hijos creados a su imagen y semejanza, y nos habla a través de la Biblia. En la Biblia es el lugar en donde se escribió su palabra y sus enseñanzas para la humanidad. De nosotros depende leerla y captar toda la sabiduría que hay en sus palabras. En el capítulo 32 del Salmos del Nuevo Testamento de las Sagradas Escrituras permanecen confinadas auténticas dosis de conocimiento y bondad que el Padre otorgó a los hombres para que ellos tuvieran la capacidad de aproximarse a Él.

El Salmos del Nuevo Testamento consta de 150 capítulos. En nuestra web es posible leer e interiorizar aquello que Dios quiso revelarnos en el capítulo 32. Para que la lectura y la comprensión sean más fáciles el capítulo 32 del Salmos se encuentra dividido en 11 versículos. Así es más sencillo leer y memorizar la palabra de Dios Nuestro Señor, de forma que esté contigo siempre y te sirva de brújula en la vida.

Nuestro Amado Padre Celestial jamás nos deja solos, es un padre benévolo que nos guía. Ese fue el motivo por el cual nos brindó su palabra que nos orienta y sirve de luz en los instantes más tenebrosos. En el capítulo 32 del Salmos del Nuevo Testamento descubrirás sin dudarlo la respuesta a muchas de las cuestiones que te puedan surgir a lo largo de la vida. En el inicio de tu diálogo con Nuestro Señor, el hecho de leer su palabra escrita en la Sagrada Biblia, y dominar profundamente los 11 versículos del capítulo 32 del Salmos te será de gran ayuda. De este modo tendrás siempre presente en tus oraciones en qué consiste el mandato de Dios.

Versículos del capítulo 32 del libro Salmos

Bienaventurado aquel cuyas iniquidades son perdonadas, y borrados sus pecados..

Bienaventurado el hombre a quien no imputa Jehová la iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay superchería..

Mientras callé, envejeciéronse mis huesos En mi gemir todo el día..

Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Volviose mi verdor en sequedades de estío. (Selah.).

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. (Selah.).

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo de poder hallarte: Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él..

Tú eres mi refugio; me guardarás de angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. (Selah.).

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos..

No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento: Con cabestro y con freno su boca ha de ser reprimida, Para que no lleguen a ti..

Muchos dolores para el impío; Mas el que espera en Jehová, lo cercará misericordia..

Alegraos en Jehová, y gozaos, justos: Y cantad todos vosotros los rectos de corazón..