Dios, Nuestro Señor que está en los Cielos se nos revela a nosotros, sus hijos creados a su imagen y semejanza, y lo hace por mediación de la Sagrada Biblia. En la Sagrada Biblia es el lugar en donde se escribió su doctrina y sus enseñanzas para la humanidad. En nuestra mano está leerla y entender toda la bondad y sabiduría que hay en sus palabras. En el capítulo 43 del Salmos del Nuevo Testamento de la Sagrada Biblia encontramos confinadas intensas dosis de sabiduría y conocimiento que Dios Padre regaló a los hombres con el objetivo de que ellos pudieran aproximarse a Él.
El Salmos del Nuevo Testamento consta de 150 capítulos. Ahora en nuestra web tienes la posibilidad de leer aquello que Dios Nuestro Señor se propuso mostrarnos en el capítulo 43. Para que la lectura y la comprensión sean más fáciles el capítulo 43 del Salmos se halla fraccionado en 5 versículos. De esta forma es más fácil leer y recordar la palabra de Dios, de forma que esté a tu lado siempre y te sirva de orientación y guía.
Nuestro Amado Padre Celestial está siempre junto nosotros, es un padre bueno que nos orienta. Por eso nos regaló su palabra que nos ilumina y sirve de antorcha en los momentos más oscuros. En el capítulo 43 del Salmos del Nuevo Testamento encontrarás sin duda la respuesta a gran cantidad de dilemas que se puedan manifestar en la vida. Cuando vas a dar inicio a tu diálogo con Dios, haber leído su palabra escrita en las Sagradas Escrituras, y dominar en profundidad los 5 versículos del capítulo 43 del Salmos te será muy útil. De este modo podrás tener siempre presente en tus plegarias cuál es la verdadera palabra de Dios Padre que está en los Cielos.
Júzgame, oh Dios, y aboga mi causa: Líbrame de gente impía, del hombre de engaño e iniquidad..
Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?.
Envía tu luz y tu verdad: éstas me guiarán, Me conducirán al monte de tu santidad, Y a tus tabernáculos..
Y entraré al altar de Dios, Al Dios alegría de mi gozo; Y alabarete con arpa, oh Dios, Dios mío..
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbes en mí? Espera a Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío..