Levítico, libro del Antiguo Testamento, tercero de los cinco bíblicos que conforman el Pentateuco. Fue llamado por primera vez Levítico por los antiguos traductores griegos de la Biblia porque en su mayor parte está dedicado a los sacrificios y otras leyes rituales prescritas para los sacerdotes de la tribu de Leví. Los judíos, que se refieren a cada libro del Pentateuco con el nombre de su primera palabra (o al menos la primera palabra significativa) del texto hebreo, le denominan Va-Ikrá (hebreo, ‘Y llamó’).
Levítico está dedicado a los sacerdotes levitas y a sus funciones. Contiene las leyes del culto, las enseñanzas morales y las normas sociales según las cuales “Yahvé habló así a Moisés” (una frase que se repite en el primer versículo de lo siguientes capítulos: 4, 6, 8, 11-20, 22-25 y 27) tras la erección del Tabernáculo. Los capítulos 1 al 7 contienen dos códigos legales relativos a los sacrificios; el primero (1,1-6,7) dirigido “a los israelitas” (1,2), y el segundo (6,8-7,38) a “Aarón y sus hijos” (6,9); es decir, a los sacerdotes. Los capítulos 8 al 10 presentan una descripción detallada de la consagración de Aarón y sus hijos al sacerdocio. Los capítulos 11 al 15 contienen las leyes dietéticas y sanitarias, e incluyen una lista de los animales puros e impuros que pueden o no comerse (capítulo 11), y los procedimientos de purificación de las parturientas (capítulo 12) y de los flujos corporales (capítulo 15). El capítulo 16 está dedicado al día de la Expiación (véase Yom Kipur).
Los 10 capítulos siguientes (17 al 26) son denominados por algunos expertos con el nombre de “La Ley (o código) de Santidad”, especialmente debido a la referencia recurrente a la santidad ritual de objetos y personas, y a la frecuente aparición de Dios en primera persona (20,7-8, por ejemplo). La Ley de Santidad incluye admoniciones éticas, leyes ceremoniales y normas sociales. Entre ellas, la prohibición de comer “bestia muerta o destrozada” y “la sangre de ninguna carne” (capítulo 17); las prohibiciones contra las costumbres sexuales “abominables” (capítulo 18); prescripciones morales (capítulo 19); leyes relativas al sacerdocio y a los sacrificios (capítulos 21 y 22); un calendario de las fiestas religiosas (capítulo 23); prescripciones relativas al Tabernáculo (24,1-9); y leyes sobre la tierra, la usura y la esclavitud (capítulo 25). Se incluye, asimismo, una exhortación a la estricta observancia de las leyes (capítulo 26). El capítulo 27, el último de Levítico, está dedicado a aranceles y tasaciones.
Los especialistas sostienen que los códigos conservados en Levítico fueron reunidos por los sacerdotes del Templo de Jerusalén en el siglo V a.C. A la sazón, se incorporó a estas compilaciones sacerdotales el material relativo a costumbres y culto de periodos anteriores y pertenecientes a otros santuarios israelitas como parte de un sistema centralizado más amplio de prescripciones éticas y leyes ceremoniales para gobernar los asuntos sociales y religiosos de la comunidad judía posterior al exilio. Por ejemplo, algunos especialistas datan la Ley de Santidad en el siglo VII a.C., porque consideran que es similar, en lenguaje y en espíritu, al código deuteronómico del siglo VII a.C.